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Claude Lorrain. Estudio de árboles
Para Pîetro Roccasecca, Profesor de Historia del Dibujo, Academia de Bellas Artes, Roma
Ha de ser como si en los dedos convergieran todos los ritmos del cuerpo con todas las figuras de la mente. La mano es un terminal de nervios, huesos, carne, que atesora años de trabajo y de hábitos. Aunque el cuerpo parezca inmóvil, aunque no dance como el de algunos calígrafos orientales al ritmo de sus trazos, la memoria fluye hacia la delicada punta del pincel que, sin arrepentimientos, distribuye líneas y sombras sobre un papel.
Como en el Estudio de árboles de Claude Lorrain (entre 1600 y 1605-1682) o en los esbozos y estudios de otro francés quien, también coincidió con él, alcanzó lo mejor de su arte de pintor en Roma y allí murió.
Nicolas Poussin (1594-1655)
La obra del francés, establecido en Roma durante más de la mitad de su vida, es una muestra de talento naturalista y clásico. En sus dibujos Poussin hace poesía con las formas reducidas a su esencia. Sus aguadas y acuarelas sintetizan racionalmente las figuras y sus gestos. Los tonos de la tinta, el bistro, más o menos diluida, simplifican y al mismo tiempo articulan en diversos campos y perfiles la luminosidad del motivo, su atmósfera y su entorno.
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Nicolas Poussin. El triunfo de Galatea. Col.Mariette Crozat.
Sus estudios son rápidos y seguros y formulan con precisión intelectual el concepto del pintor en su proyecto, aunque no siempre correspondan a un cuadro, al menos a ninguno de los conocidos, como es el caso del boceto para un Triunfo de Galatea.
En su estudio de la Sagrada Familia en un paisaje son sus piedras, que evocan alguna construcción egipcia, y sus palmeras, los que envuelven y forman el entorno luminoso de las figuras.
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Nicolas Poussin. La Sagrada Familia en un paisaje. Pierpoint Morgan Library NY
De parecida factura son los claroscuros y la integración en el paisaje de la escena de Medoro y Angelica, en la que se pueden distinguir hasta seis tonalidades de bistro, desde la plena luminosidad del papel virgen hasta la sombra de los arbustos. Se descubren también trazos de sanguina. Es la obra de un pincel seguro, del aplomo y de la mano de Poussin.
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Nicolas Poussin. Medoro y Angélica.
En su Sagrada Familia con San Giovannino el grupo se integra en la arquitectura y el paisaje. Se mantienen los claroscuros y la variedad de tonalidades y aumenta la línea de la pluma.
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Nicolas Poussin. Sagrada Familia con San Giovannino.
El trazo a pluma, pero con una enorme libertad en el movimiento de las líneas, caracteriza también otros dos dibujos suyos. En el de La hija del faraón encontrando a Moisés juega con los contrastes lumínicos y la escala de tonalidades como en los anteriores.
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Nicolas Poussin. La hija del faraón encuentra a Moises
Y en el de La ofrenda de Alejandro ante la tumba de Aquiles los trazos y las tonalidades se atenúan
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Nicolas Poussin. Alejandro ante la tumba de Aquiles.
De parecida factura
Por hoy, acabaremos con otros dos estudios de maestros de la aguada.
Miembro del equipo de Bernini fue Giovan Battista Gaulli, apodado Baciccio (1639-1709). De la serenidad y naturalidad de Poussin pasamos a la ruptura de las líneas, los escorzos vivaces de sotto in su (de abajo arriba), de influencia berniniana, y el efecto escenográfico.
Pero el juego lumínico y la técnica de la aguada se mantienen intactos medio siglo después.
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Giovanni Francesco Gaulli. Armida rapta a Rinaldo dormido.
En cambio, el manierista florentino Andrea Boscoli (1560c-1607) dibujó su Bautismo de Cristo pocos años antes de morir, siguiendo al parecer las técnicas aprendidas durante su estancia en Roma en el año 1600, con unos acentos y una exuberancia naturalista que eran nuevos en él y que nos hacen pensar en un temprano barroco.
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Andrea Boscoli. Bautismo de Cristo.
¡Animo y al pincel!
Puede que lo visto nos haya dado envidia. Pero, aunque no podamos volar a Egipto y estemos lejos de los bosques bucólicos del Lacio, no por eso debemos renunciar a intentarlo.
Nos basta con algo más modesto: la mesa de la cocina, dos limones, un pincel, un tintero de tinta china, tres vasitos con tinta china diluida (con tres niveles de saturación: claro, medio y oscuro) y una hoja de papel de acuarela (más el de cocina para limpiar el pincel cuando convenga). ¡Ah, y un cuarto de hora sin que nadie nos moleste!
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Limones en mi cocina. Foto R.Puig.
Los resultados podrán ser modestos, pero ¡perseverancia! ¡Nunca es tarde para llegar a ser los polluelos de Poussin!
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Limones en mi pincel. Foto R.Puig
Fuentes de las reproducciones:
(Lorrain) Per Bjurström, The art of Drawing in France, Sotheby’s Publications and The Drawing Center, NY, 1987
(Poussin) Nicolas Poussin, XIX facsímiles de la Colección de Dibujos de los Museos Nacionales, Edición de John Kroon, Malmö, A.B. Malmö Ljustrycksanstalt, Imprenta Lundgrens Soners, 1935.
(Gaulli) Il Disegno. Forme, tecniche, significati. A cura di Annamaria Petrioli Tofani, Simonetta Prosperi Valenti Rodinò e Gianni Carlo Sciolla. Torino : Istituto Bancario San Paolo, 1991
(Boscoli) Disegni florentini 1560 – 1640 dalle collezioni del Gabinetto Nazionale delle Stampe, Istituto Nazionale della Grafica, Roma, Villa della Farnesina, 1977. Catalogo a cura di Simonetta Prosperi Valenti
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