Hay en la luz más intensa y elevada, la que nos llega del sol, una efecto de imán, una atracción, un dinamismo de absorción hacia las alturas que está en el origen de la inacabable aspiración de los seres humanos a vivir sin ansiedades y en el origen de tantas explicaciones últimas y divinas, plasmados en el imaginario de cultos y culturas, en sus veneraciones y en sus metáforas, como cuando de los rayos solares fragmentados a través del filtro de las nubes se dice que son «los dedos de Dios».
Soñar dentro de un sueño
La Divina Comedia de Dante Alighieri, probablemente el hombre más culto de la Europa de su época, es una de las fugas más sublimes que la Poesía ha creado, una metáfora de los sueños de ascensión de la Humanidad, en 14.233 versos endecasílabos agrupados en tercetos que acuñaron el canon de la lengua italiana.
“Al Padre, al Figlio, a lo Spirito Santo”,
cominciò, “gloria!”, tutto il paradiso,
sì che m’inebrïava il dolce canto.
.
Ciò ch’io vedeva mi sembiava un riso
de l’universo; per che mia ebbrezza
intrava per l’udire e per lo viso.
.
Oh gioia! oh ineffabile allegrezza!
oh vita integra d’amore e di pace!
oh sanza brama sicura ricchezza!
…
“! Al Padre, al Hijo, al Espíritu Santo”
exclamó “gloria!” todo el paraíso,
inebriándome así yo del dulce canto.
.
Lo que vi me parecía el reír
del universo; ya que la embriaguez
invadía mis oídos y mi rostro.
.
¡Oh júbilo! ¡Oh inefable alegría!
¡oh vida íntegra de amor y de paz!
¡oh riqueza segura sin codicia!
.
Paraíso, canto XXVII, 1 – 9
No obstante, una de cal y otra de arena, en este canto XXVII el poeta pone en boca de San Pedro una invectiva contra la corrupción de una serie de papas y obispos, a quien considera reos de usar la Iglesia para:
- sus ambiciones y afán de enriquecimiento: «per essere ad acquisto d’oro usata» (para ser usada para adquirir riquezas), canto XXVII, 42;
- sus guerras (gibelinos contra güelfos) y derramamientos de sangre: «sparser la sangue dopo molto fleto» (esparcir la sangre después de mucho llanto), ibidem, 45;
- abanderando las guerras entre cristianos y vendiendo prebendas:
El príncipe de los apóstoles y guardián del Paraíso expresa airado su disconformidad con la manipulación papal de sus símbolos y de su imagen :
(…)
né che le chiavi che mi fuor concesse,
divenisser signaculo in vessillo
che contra battezzati combattesse;.
né ch’io fossi figura di sigillo
a privilegi venduti e mendaci,
ond’ io sovente arrosso e disfavillo.…
(…)
ni que las llaves que se me concedieron
se volviesen emblema en estandarte (1)
que contra bautizados combatiera;
.
ni que yo fuese figura que sellase (2)
privilegios vendidos y mendaces (3),
que me causan sonrojos y disgusto.
.
Canto XXVII, 49 – 54
A este desahogo de Dante le seguirían tres siglos más tarde, las críticas de Erasmo de Rotterdam (4) a la degeneración de los papas del Renacimiento.
…
En el siguiente canto nos lleva el poeta al noveno cielo, donde descubre en los ojos de su amada un gran brillo, que es el reflejo de lo que ella contempla, una serie de nueve círculos concéntricos (los de los coros angélicos) que arden y centellean, con la fuerza que la virtud les da, en torno a un punto ígneo e inmóvil (Dios).
Dante siente el impacto de la visión…
La donna mia, che mi vedëa in cura
forte sospeso, disse: «Da quel punto
depende il cielo e tutta la natura.…
La señora mía, que me veía en ansiosa
duda, me dijo: «De ese punto
dependen el cielo y toda la natura.»
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Paraíso, canto XXVIII, 40 – 42
Los nueve círculos están formados por los varios coros de ángeles que arden en sus veloces giros y aquí Dante, tras escuchar las explicaciones que le ha ido dando Beatriz, su guía, introduce una metáfora para expresar el fulgor de los círculos angélicos :
E poi che le parole sue restaro,
non altrimenti ferro disfavilla
che bolle, come i cerchi sfavillaro.…
Y cuando sus palabras terminaron,
no de otro modo burbujea el hierro
en su fusión, los círculos centellearon.
.
Paraíso, canto XXVIII, 88 – 90
Las últimas dos ilustraciones de Gustave Doré para la Divina Comedia corresponden al canto treinta y uno.
In forma dunque di candida rosa
mi si mostrava la milizia santa
che nel suo sangue Cristo fece sposa;…
Así que en forma de cándida rosa
se me presentaba la milicia santa
que por su sangre Cristo hizo su esposa;
.
Paraíso canto XXXI, 1-3
A un cierto punto, Beatriz, símbolo de la Ciencia Teológica, retorna a ocupar su lugar entre los bienaventurados, ya que para esta llegada al Empíreo, la Teología no basta, y el poeta necesitará ser guiado por el santo de la Contemplación, San Bernardo, quien le dice al poeta que volverá a ver a su amada en el trono de forma inmaterial. Al divisarla Dante se despide de ella con una oración agradecida:
«O donna in cui la mia speranza vige,
e che soffristi per la mia salute
in inferno lasciar le tue vestige,
.
di tante cose quant’ i’ ho vedute,
dal tuo podere e da la tua bontate
riconosco la grazia e la virtute.
.
Tu m’hai di servo tratto a libertate
per tutte quelle vie, per tutt’ i modi
che di ciò fare avei la potestate.
.
La tua magnificenza in me custodi,
sì che l’anima mia, che fatt’ hai sana,
piacente a te dal corpo si disnodi».
…
“O mujer que ha mi esperanza das vigor,
y que por mi salvación sufriste
en el Infierno imprimir tus huellas,
.
en tantas muestras como yo he visto
de tu poder y de la bondad tuya
reconozco la gracia y la virtud.
.
Siervo era y me has dado la libertad
por todas las vías, y todos los modos
que para hacerlo tienes el poder.
.
Tu magnificencia en mí guarda,
para que mi alma, que has hecho sana
ahora grata a ti, del cuerpo se desligue”.
.
Paraíso canto XXXI, 79 – 90
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La última ilustración de Doré en el centro de innumerables ángeles, es la visión que San Bernardo le invita a Dante a contemplar, es la de María en el círculo noveno. En esta imagen el artista ha dibujado, no al poeta sino al «Doctor Melifluo» que está mirando con afecto al poeta que está fuera ya de esas alturas.
Los cantos XXXII y XXXIII, en los que culmina la Divina Comedia, no los ilustró Gustave Doré, probablemente porque las preguntas que formula Dante y los sofisticados dogmas que en esos cantos aparecen (La Trinidad y Unidad Divina, la Encarnación) le debieron parecer imposibles de ser plasmadas en dibujos y grabados. Su serie acaba pues, no con la representación inalcanzable de la luz de Dios en el centro de la rosa mística de los nueve cielos. En e grabado final Doré entroniza a una mujer, María, a la que el poeta llega de la mano de otra mujer, Beatriz, purificado por el amor que omnia vincit o como dice el último verso de la Divina Comedia :
l’amor che move il sole e l’altre stelle
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Paraíso canto XXXIII, 145
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NOTAS
(1) La bandera de los Estados Pontificios incluye el emblema de las llaves de San Pedro.
(2) El sello papal incluye la figura de San Pedro.
(3) La venta de indulgencias sería tres siglos después uno de los detonante para el cisma de la Reforma luterana.
(4) Por ejemplo, en el comentario de Erasmo al adagio Dulce Bellum Inexpertis:
(…) Verum hisce de rebus omnibus aliquanto copiosius audietur, cum edemus librum cui titulum fecimus Antipolemo, quem olim Romae vitam agentes ad Julium secundum, Romanum Pontificem, conscripsimus eo tempore quo de bello in Venetos suscipiendo consultabatur. Illud deplorandum potius quam refellendum. Si quis exactius rem excutiat, reperiet omnia fere Christianorum bella vel e stultitia vel e malitia nasci. (…)
…
(…) Pero en relación con todas estas cosas se tendrán datos mucho más exhaustivos cuando publiquemos el libro que titulamos Antipolemo y que dedicamos cuando vivíamos tiempo ha en Roma al romano pontífice Julio II, en la época en que mantenía consultas sobre el proyecto de iniciar la guerra contra los venecianos. Una iniciativa que tenía más de deplorable que de refutable. Si alguien examina el asunto más a fondo hallará que casi todas las guerras de los cristianos nacen o de la insensatez o de la maldad. (…)
Extracto de Dulce bellum inexpertis («La guerra atrae a quienes no la han vivido») de Erasmo de Rotterdam, Adagio 3001 (IV i 1), traducción del autor de este blog en su edición de Adagios del poder y de la guerra y Teoría del Adagio (Madrid, Alianza Editorial, 2008), pag. 246. El texto latino procede de Les Adages d’Érasme, présentés par les Belles Lettres et le GRAC (UMR 5037), 2010, pág. 2008.
FUENTES
Las ilustraciones de Gustave Doré para la Divina Comedia han sido materia de numerosas ediciones francesas e inglesas desde fines del s.XIX. Hoy son de dominio público. Por mi parte me he guiado por la edición de los 135 grabados editados recientemente por Gabriele Baldassari en La Divina Commedia di Dante Alighieri, Gustave Doré, Mondadori, 2021. El libro incluye además en su comienzo un comentario artístico de Théophile Gautier (1861) a los 76 grabados dedicados por Doré al Infierno de la Divina Comedia.
Texto usado para los extractos: Dante Alighieri, Commedia, a cura di Giorgio Petrocchi, 3 vol. Milano, Mondadori,1966 – 1967
Texto italiano de referencia y para correcciones: Alighieri, Dante, La Divina Commedia, Testo critico de la Società Dantesca Italiana, riveduto e rifatto da Giuseppe Vandelli (Firenze, 1937). Ristampa facsimile a Milano, Ulrico Hoepli Editore-Libraio, 1960
La traducción al castellano de los versos es mía.