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Channel: Historia del arte – en son de luz
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Convergencias de Arte y Literatura (XVII): los grabados de Gustave Doré para la Divina Comedia (11): hacia el Empíreo.

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Divina Comedia, Paraíso, canto XX 10-12

Habíamos llegado ya al sexto cielo del Paraíso de la Divina Comedia de Dante Alighieri, el cielo de Júpiter, donde, como hemos visto al final del capítulo anterior, las almas de quienes fueron justos y piadosos se agrupaban formando el símbolo de la justicia jupiterina, el águila.

Todos estos justos, a modo de estrellas aparecen en el firmamento celeste tras la puesta del sol (el astro que a todo el mundo alumbra y el día enciende) y recuerdan al poeta, arrodillado junto a Beatriz, su guía del Paraíso, cuán efímeros son los brillos de los imperios mundanos en comparación de estas celestes luces que entonan con el amor transformado, que fue ardiente, lo que en el cielo es el respiro de santos pensamientos.

Quando colui che tutto ’l mondo alluma
de l’emisperio nostro sì discende,
che ’l giorno d’ogne parte si consuma,

lo ciel, che sol di lui prima s’accende,
subitamente si rifà parvente
per molte luci, in che una risplende;

e questo atto del ciel mi venne a mente,
come ’l segno del mondo e de’ suoi duci
nel benedetto rostro fu tacente;

però che tutte quelle vive luci,
vie più lucendo, cominciaron canti
da mia memoria labili e caduci.

O dolce amor che di riso t’ammanti,
quanto parevi ardente in que’ flailli,
ch’avieno spirto sol di pensier santi!

***

Cuando el que a todo el mundo alumbra

por nuestro hemisferio desciende,

ya el día por todas partes se consuma,

.

el cielo, que sólo él primero se enciende,

súbitamente recupera su apariencia

de muchas luces, donde una resplandece;

.

y esta acción del sol muestra a mi mente

como el signo del mundo y de sus jefes

ante el bendito rostro enmudecen;

.

como si las otrora vívidas luces,

que ya no brillan, comenzasen cantos

que de mi recuerdo huyen caducos.

.

¡Oh dulce amor de sonrisas revestido,

que ardiente aparecías con tus sones,

único soplo de santos pensamientos!

.

Divina Comedia, Paraíso, canto XXI 1-15

Más adelante Dante tiene sus preferencias, por ejemplo hacia Trajano entre otros, por algunos para los que Cristo no llegó a tiempo de sacrificarse, y recurre a la predestinación para salvarlos, colocándolos en el Paraíso con los justos posteriores a Cristo, en realidad contradiciendo lo que anteriormente versificó sobre el Limbo de los justos que mueren sin bautismo:

O predestinazion, quanto remota
è la radice tua da quelli aspetti
che la prima cagion non veggion tota!

E voi, mortali, tenetevi stretti
a giudicar: ché noi, che Dio vedemo,
non conosciamo ancor tutti li eletti;

ed ènne dolce così fatto scemo,
perché il ben nostro in questo ben s’affina,
che quel che vole Iddio, e noi volemo».

***

¡Oh predestinación, cuán lejanas

están de tu raíz aquellas miradas

que la causa primera no perciben!

.

Y vosotros, mortales, absteneros

de juzgar: pues nosotros, aún viendo a Dios

no conocemos a todos los electos;

.

el dulce ignorar aun siendo una carencia,

al bien nuestro con este bien lo afina,

lo que Dios quiere, nosotros lo queremos.

.

Divina Comedia, Paraíso, canto XX, 130-138

Dante se inspira en la Teodicea con frecuencia y en estos versos refleja su dominio de la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino (Sum. Theo. III, 24,1), donde la «causa primera» es la forma de nombrar a Dios, como creador y razón inabarcable de todo.

En cuando a todos los que el poeta colocaba en el Infierno, no he tenido tiempo para buscar lo que dicen los estudiosos de la Divina Comedia sobre su proclividad a predestinar a la condenación a aquellos que a su juicio no merecieron la gracia. No sé si Calvino o Lutero leyeron a Dante, pero quizás de haberla leído se habrían reafirmado en algunas de sus proposiciones al respecto. ¿Se acuerdan de algo de lo que nos contaban en las clases de Religión sobre la predestinación y el libre albedrío?

.

En el séptimo cielo

Pasito a paso, ya hemos dejado el sexto círculo del cielo de Júpiter y estamos en el cielo de Saturno donde el poeta prorrumpe en una dramático canto a la belleza de Beatriz, su amada imposible y su guía hacia el Empíreo.

Divina Comedia, Paraíso, canto XXI 1-12

Già eran li occhi miei rifissi al volto
de la mia donna, e l’animo con essi,
e da ogne altro intento s’era tolto.

E quella non ridea; ma «S’io ridessi»,
mi cominciò, «tu ti faresti quale
fu Semelè quando di cener fessi:

ché la bellezza mia, che per le scale
de l’etterno palazzo più s’accende,
com’ hai veduto, quanto più si sale,

se non si temperasse, tanto splende,
che ’l tuo mortal podere, al suo fulgore,
sarebbe fronda che trono scoscende.

***

Estaban mis ojos vueltos al rostro

de la señora mía, y mi ánimo con ellos,

y de cualquier otro intento apartado.

.

Y ella no sonreía; que «si yo sonriera»,

a decirme empezó, «te transformarías

en cenizas como a Sémele le ocurrió;

.

pues mi belleza, que por las escalas

del palacio eterno más se enciende,

como has visto, cuanto más se sube,

.

si no se atemperara, tanto esplende,

que tu fuerza mortal, bajo su fulgor,

sería la fronda que el trueno hiende.

.

Divina Comedia, Paraíso, canto XXI 1-12

.

Las escaleras del cielo

Como el patriarca Jacob vio en sueños la escala, que gracias a la Biblia lleva su nombre, por la que subían y bajaban los ángeles (Génesis XXVIII, 12 y ss.), el poeta y su amada alzan la vista hacia Saturno, el planeta dios de una era dorada y sin malicia (Ovidio, Metamorfosis, I, 89-112), y ambos contemplan una escala de oro, por la cual, como en las visiones de San Buenaventura, fluyen levitantes y expeditas las luces de las estrellas del firmamento, que son en realidad las almas bienaventuradas.

Así imaginó Gustavo Doré la visión de Dante, inspirado quizás por San Buenaventura, y éste a su vez por Jacob, el patriarca bíblico. ¡Sucesión que forma también una escala temporal de algunos milenios!

Divina Comedia, Paraíso, canto XXI 33-42

Ante su escala Dante escribe:

E come, per lo natural costume,
le pole insieme, al cominciar del giorno,
si movono a scaldar le fredde piume;

poi altre vanno via sanza ritorno,
altre rivolgon sé onde son mosse,
e altre roteando fan soggiorno;

tal modo parve me che quivi fosse
in quello sfavillar che ’nsieme venne,
sì come in certo grado si percosse.

***

Y como por su habitual costumbre,

juntos los estorninos, al clarear el día,

se mueven para caldear las plumas frías;

.

unos parten después sin retornar,

otros tornan al lugar del que salieron,

y otros pasan el tiempo dando vueltas;

.

de algún modo me pareció que fuera

este conjunto de chispas que llegaba

y que de cierta manera entrechocaban.

.

Divina Comedia, Paraíso, canto XXI 33-42

.

Por mi parte, ya he volado suficiente por hoy al vaivén de los tercetos del florentino, quien con su magia nos mecerá como las olas del mar si los leemos en voz alta, siguiendo el ritmo de sus endecasílabos.

¡Sus estrofas pueden llevarnos como estorninos arrastrados por el viento!


NOTAS:

Las ilustraciones de Gustave Doré para la Divina Comedia han sido materia de numerosas ediciones francesas e inglesas desde fines del s.XIX. Hoy son de dominio público. Por mi parte me he guiado por la edición de los 135 grabados editados recientemente por Gabriele Baldassari en La Divina Commedia di Dante Alighieri, Gustave Doré, Mondadori, 2021.

Mis comentarios se basan en parte en el aparato crítico de la obra en: Alighieri, Dante, La Divina Commedia, Testo critico de la Società Dantesca Italiana, riveduto e rifatto da Giuseppe Vandelli (Firenze, 1937). Ristampa facsimile a Milano, Ulrico Hoepli Editore-Libraio, 1960. Esa la edición que utilizo para el texto italiano.

La traducción al castellano de los versos de la obra es mía.


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