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Channel: Historia del arte – en son de luz
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Postales de Estocolmo

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Art Nouveau en Strandvägen. Foto R.Puig

Art Nouveau en Strandvägen. Foto R.Puig

Hoy el paralelo de declinación del sol coincide con el plano del ecuador celeste y el día y la noche duran prácticamente igual (aequus nocte). Para los lectores del hemisferio sur se produce el equinoccio de primavera y este bloguero y los lectores del hemisferio norte estamos en el equinoccio de otoño. En teoría por el Sur brotan pimpollos y por el Norte amarillean y se caen la hojas de los árboles.

De modo que, como estuve en Estocolmo el pasado domingo, les traigo las fotos que tomé por la Strandvägen, algo así como avenida ribereña o paseo marítimo. En realidad en la capital de Suecia no faltan paseos junto a las aguas bálticas, pero este bulevar es por excelencia el de la Belle Époque, aquellos años en los que la burguesía europea disfrutaba del dinero y construía lujosas mansiones adornadas al gusto del movimiento modernista o art nouveau, que recuperaba a su manera, la estética gótico-medieval y renacentista.

Fachadas de Strandvägen. Foto R.Puig

Fachadas de Strandvägen. Foto R.Puig

Este bulevar de Estocolmo es un ejemplo de como los arquitectos suecos no escatimaron en bajorrelieves y altorrelieves neo-góticos y neo-renacentistas para las viviendas de los más pudientes. Corrían los años finales del romanticismo decimonónico y de la primera década del siglo XX.

Frontispicio neorrenacentista con San Roque. Strandvägen. Foto R.Puig

Frontispicio neorrenacentista con un San Roque. Strandvägen. Foto R.Puig

No era ningún problema el aprovisionamiento en las abundantes canteras del este escandinavo de piedra sedimentaria de diversos tonos, de talla fácil y rápida.

Piedra clava en Strandvägen. Foto R. Puig

Piedra clave en Strandvägen. Foto R. Puig

En esta avenida no se utilizó el granito, menos dúctil y más oscuro, que tan abundante es en Gotemburgo y más propio de un estilo neorrománico, no apto para los requerimientos de la iconografía modernista.

La piedra en Strandvägen, Estocolmo.Foto R.Puig

La piedra en Strandvägen, Estocolmo.Foto R.Puig

La estatuaria de figuras, grutescos, claves de arco, columnas y capiteles de aquel pastiche que imitaba las mansiones del Renacimiento y las formas góticas, o de las que en España se plasmaron en estilo plateresco, se expandió por toda Europa.

Columnas y cariátides de Strandvägen. Foto R.Puig

Columnas y cariátides de Strandvägen. Foto R.Puig

Esta exuberancia fue posible gracias a la acumulación de beneficios por parte de la alta burguesía durante la Revolución Industrial y del auge del comercio que la acompañó.

Grutescos en un portón. Strandvägen. Foto R.Puig

Grutescos en la madera de un portón. Strandvägen. Foto R.Puig

Hoy el bulevar es uno de los paseos preferidos, sobre todo en las jornadas de sol, para vecinos y turistas que deambulan entre el célebre Dramaten  y el Museo Nórdico, (del que hemos tratado antes aquí).

Strandvägen, Estocolmo. Foto R.Puig

Brazo de mar del bulevar de Strandvägen. Foto R.Puig

Hay que destacar que los constructores suecos han sido siempre muy hábiles en el tratamiento del ladrillo como material para la creación de variados diseños en las fachadas.

Fachada en Strandvägen. Foto R.Puig

Fachada en Strandvägen. Foto R.Puig

Es en esta donde hemos encontrado un ejemplo más (a este blog traje otro) de la afición, tanto de la aristocracia como de la alta burguesía europeas, por la representación de las cuatro virtudes cardinales.

Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza son al fin y al cabo virtudes de las cuáles pueden adornarse unos y otros, tanto laicos como eclesiásticos, sin distinción de creencias o descreimientos. No sé si será porque no me he tropezado con ellas en ninguna fuente o fachada, pero de las teologales, las que el catecismo llama Fe, Esperanza y Caridad, no recuerdo haber tomado fotos en mis andanzas.

Hay balcones que, si no fuese porque estamos en la pacífica Suecia, parecería que aguardasen la aparición de algún condottiero moderno dispuesto a arengar a las masas con proclamas encendidas.

Balconada en Strandvägen. Foto R.Puig

Balconada en Strandvägen. Foto R.Puig

Por el contrario, un humilde y sufrido angelote embutido en un extraño taparrabos sostiene trabajosamente un recordatorio de la fecha en la que el edificio se construyó…

Un ángel de tercera en Strandvägen. Foto R.Puig

Un ángel de tercera en Strandvägen. Foto R.Puig

en notable contraste con la ninfa de bronce que se contornea en ademán de escucha en el patio de entrada de una mansión recoleta y de acceso protegido…

Patio de entrada en Strandvägen. Detalle. Foto R.Puig

En un patio de entrada en Strandvägen. Foto R.Puig

Patio de entrada en Strandvägen. Foto R.Puig

Al edificio adyacente se entra por un portal neo-gótico que más parece el acceso a una capilla templaria

Strandvägen 17. Estocolmo. Foto R.Puig

Strandvägen 17. Estocolmo. Foto R.Puig

Llegamos a las cercanías del Dramaten y dejamos el bulevar llevándonos el recuerdo de una época que se fue, pero que sigue asomándose a las aguas del Báltico

Strandvägen, Estocolmo.Foto R.Puig

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El cielo de Estocolmo era claro a esa hora.

Cielo de setiembre en Estocolmo. Foto R.Puig

Cielo de setiembre en Estocolmo. Foto R.Puig

Más tarde, tras un refrigerio y al salir de la cafetería, la tarde brilla aún pero con las luces de un atardecer melancólico

Atardecer de setiembre en Estocolmo. Foto R.Puig

Atardecer de setiembre en Estocolmo. Foto R.Puig

 

 

 

 

 


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